martes, 8 de mayo de 2012

NUEVO SERVICIO DE AUTOMÓVILES

El 23 de abril de 1913 los empresarios don Froilán Fernández Silva y don Francisco Huidobro, adquieren en Madrid dos magníficos automóviles y encargan a la misma casa constructora otros varios, con el fin de establecer un servicio diario entre esta capital, Alcañices y Fermoselle.
Este último comenzará a primero del mes de Mayo, pues los empresarios desean hacer el servicio con el mayor número de comodidades y la posible seguridad, no omitiendo gastos ni sacrificio alguno para conseguirlo.
Estas dos nuevas líneas facilitarán grandemente las relaciones comerciales entre la capital y las dos importantes villas y sobre todo, los viajeros podrán hacer cómodamente el recorrido.

Los vehículos, de seis y doce asientos cada uno, fueron facturados el día anterior en Madrid, y muy en breve llegaría el personal que ha de prestar el servicio.

El 29 de abril en el mixto de Medina llegarían los dos magníficos automóviles que en breve habrían de circular entre la capital y la villa de Fermoselle, un elegante y cómodo Panhard de doce asientos y un bonito Richard Brassier de ocho:

«Invitados por la Empresa, tuvimos el gusto de hacer el recorrido desde la estación férrea hasta el garaje, pudiendo apreciar las excelentes condiciones de los dos carruajes, que en la mañana de hoy han circulado por las inmediaciones de esta capital, probándonos que el viajero ha de felicitarse de las facilidades, comodidad y seguridad que le proporciona la nueva Empresa, no omitiendo gastos ni sacrificios para montar uno de los mejores servicios de autos.
Reiteramos a los señores Huidobro y Fernández Silva, nuestra más efusiva enhorabuena, deseándoles que el público corresponda al interés que en obsequio del mismo demuestran.»

El sábado 3 de mayo después de un viaje de pruebas entre Zamora y Alcañices, haciendo el recorrido a 85 kilómetros por hora, entra en funcionamiento la línea de viajeros en automóvil entre Zamora y Fermoselle.

«Este tarde ha salido nuevamente y con todos los asientos ocupados, para Fermoselle, donde según nos dicen, se celebrará con entusiasta manifestación la inauguración de este servicio que tantas ventajas ha de reportar a la industriosa villa, así como a la de Bermillo de Sayago, y todos los pueblos intermedios de la línea.»


POR TIERRAS TORESANAS


Nuestros buenos amigos los dos diligentes empresarios del servicio de autos, señores Huidobro y Fernández Silva, nos dispensaron ayer la atención, que les agradecemos, de invitarnos a una excursión a la ciudad de doña Elvira.

Aceptada la invitación, director y redactores de este diario tomamos asiento en el magnífico Richard Brassier 20 H.P. y en veintisiete minutos, ni uno más ni uno menos, nos trasladamos desde la casa del HERALDO DE ZAMORA al café Español, de Toro.

El simpático chauffeur Isidro Lacalle, tan amable como hábil prodigó, muy merecidamente por cierto, todo género de alabanzas a la Empresa que sin temor a gastos ni sacrificios había adquirido dos autos de las mejores marcas conocidas y que, como ayer nos evidenció, no pueden ser más cómodos.

Si el viaje resultó gratísimo, la estancia en Toro no pudo ser más agradable, pues noticiosos de nuestra llegada los queridos amigos Jesús Labajo, su papá y hermano Germán, Juan Enríquez, Julio de la Higuera, Lorenzo Pinilla, Ramón Abruña y Teodoro Bercero, no nos abandonaron ni un solo instante, dispensándonos todo género de atenciones.

Desde Toro, y acompañados por tan cariñosos compañeros, nos dirigimos a Tagarabuena, donde esperaba a los excursionistas nuestro estimado amigo don Luciano Pelados, en cuya casa fuimos espléndidamente obsequiados con un suculento lunch, haciendo los honores la respetable esposa del señor Palacios y su bella nietecita.

Después de expresar a los señores de Palacios nuestra gratitud por la distinción de que nos hicieron objeto, regresamos a la ciudad vecina donde con harto sentimiento dimos el adiós de despedida a tan entrañables amigos, prometiéndoles solemnemente que otro día con más tiempo, volveremos a honrarnos con visitarles nuevamente.

Si feliz fue la ida, aún más el regreso, pues hicimos el recorrido en veinticinco minutos.

Nuestra excursión proclama muy alto las excelencias del servicio de autos y ella dice más que cuanto pudiéramos consignar en demostración de que los señores Huidobro y Fernández Silva (a los que HERALDO DE ZAMORA reitera la expresión de agradecimiento) han conseguido, como se proponían, facilitar los viajes entre esta capital y las villas de Fermoselle y Alcañices.

Para los señores Huidobro, Fernández Silva, Lacalle, Labajos, Abruña, Pinilla, Higuera, Palacios y familia y Enríquez, guardamos los excursionistas gratitud inmensa, deseando poder corresponder cual se merecen a tanta atención como se nos dispensó.

Heraldo de Zamora, 05/05/1913

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