miércoles, 29 de febrero de 2012

UN BANQUETE

Imborrable, deliciosa, archimagnífica.
Con estos apelativos describe José Sánchez, El Timbalero, en El Adelanto de Salamanca, la segunda corrida de la ferias de San Pedro de 1912.

La soberbia estocada de Fuentes al quinto de la tarde con un toro admirable que a juicio del crítico salmantino está a la altura de los mejores toros por él vistos:

El toro, derrochando bravura. Fuentes lo tomó con la muleta sereno, erguido, elegante, quieto, llevándose al toro entre los vuelos del engaño, cerca de la barrera, y sentándose el diestro en el estribo. Nueva faena, con pases naturales y de pecho, y aprovechando una igualada del bicho, arrancó desde muy cerca, derecho como una vela, corajudamente, para dejar en lo alto del morrillo una magna, SOBERBIA, COLOSAL estocada, hasta las cintas, saliendo el diestro por los costillares.
El toro, rápido, herido de muerte, cayó con las patas por alto, sin necesitar puntilla.”

La inenarrable faena de muleta de Gaona en su primer toro :

¡Qué torero más enorme!
¡Qué arte, qué elegancia , qué maestría, qué serenidad y qué dominio absoluto de los toros y del buen toreo clásico y castizo, aderezado, además, con floreos admirables de su propia cosecha!
(...)
Hizo ayer Gaona una faena de muleta con un toro (el segundo de la tarde), que no fue todo lo noble, todo lo bravo y todo lo claro que se precisa para tales menesteres, sencillamente magnifica, MONUMENTAL, INENARRABLE.
(…)
Gaona le obsequió con unas verónicas y unas revoleras en unos quites dobles que hizo, admirables. Luego cogió los palos, y en la elegante preparación que hizo en el primer par... recordé que, siendo yo chiquitín, veía hacer aquellas mismas filigranas a un tal Guerrita.
(...)
Gaona llegó a la cara del bicho, cuadró, metió los brazos, el toro tiró el derrote, pasaron los pitones por la cintura del diestro, y el bravo indio salió limpio, dejando los palos en el mismo morrillo del toro...
¡Superiorísimo!
(…)
Y aquí entra lo bueno: coge la muleta, y aliñando al toro, haciéndole hasta bravo, mandando y castigando con el trapo de modo inconmensurable, hizo una faena entre los pitones inteligentísima, de artista puro, con unos cambios de muleta, de mano a mano, como no hay quien los haga, y poniendo cátedra en pases acabados, dibujados, de pecho, naturales, de molinete, de otros varios que él ha inventado, casi todos con la izquierda, y en dos palmos de terreno y solito, solito con el toro, sin gente en el ruedo.
El público, todo, en masa, gritaba,vociferaba hasta enronquecer, palmoteaba entusiasmado, y Gaona seguía imperturbable pasando al toro, haciendo prodigios.”

Después del intenso trabajo y como colofón a las fiestas, la redacción de la revista Caireles y Pitones, todos miembros de la redacción de Heraldo de Zamora, algunos amigos y aficionados y la familia Calamita se reunieron invitados por el propietario de la popular revista alrededor de una mesa y festejaron con un banquete el fin de las fiestas.


UN BANQUETE


Siguiendo la costumbre de años anteriores, la importante Empresa editora de Caireles y Pitones obsequió ayer con un espléndido banquete a los redactores y colaboradores de la popularísima revista que aparece en los felices días en que la afición zamorana puede, entusiasmada y gozosa, encaminar sus pasos hacia el hermoso circo taurino de la explanada del Matadero, para admirar las proezas de los más celebradísimos émulos de Cúchares y Pepe-Hillo, y ver qué se traen dentro los morlacos de acreditadas ganaderías.

En el delicioso jardín que en la calle de Monforte posee el propietario del Heraldo de Zamora, señor Calamita, y en derredor de una mesa caprichosa y elegantemente adornada por la servidumbre del café Español, tomaron cómodo asiento J. Puyitas, Un Cojo sin muleta, su indulgente biógrafo Alvarito Calvo, Abelardo de Barrio, Alejandrín M. Pita, y los buenos aficionados don Andrés Cotrina, Pepe y José Suárez Matilla; don Enrique (padre), Julio, Carlos y Enrique (hijo) Calamita.

El menú, obra maestra, como todas las suyas, del simpático Manolo Tola, excelente, superior, nutritivo y presentado de forma irreprochable: desde los tiernecillos pollos con tomate, al delicado crustáceo langostino en salsa a la vinagreta, hasta el alimenticio, aunque prosaico lechoncillo, todos, absolutamente todos los platos hicieron honor a la acreditada cocina del café Español.

Delicadísimos postres y muy variados, exquisitos helados, aromático café benedictino (legítimo de los papás), coñac y habanos pusieron digno remate a la suculenta comida, en la que, rompiendo con añejas y viciosas costumbres, no hubo brindis.

La fiesta, pues, resultó de primísimo cartello y todos cuantos a ella asistimos terminamos por hacer votos de que en la próxima temporada taurina el Comercio y la Industria zamoranos puedan resarcirse de las pérdidas que experimentaron durante las dos últimas corridas.

A la Empresa editorial de Caireles y Pitones enviamos la expresión de nuestro más profundo agradecimiento, la más entusiasta enhorabuena a Maolillo Tola, que así sabe cuidar los débiles estómagos de estos desdichados periodistas provincianos y un aplauso para los simpáticos camareros Ignacio y Pepe, que ayer justificaron una vez más su buen gusto para servir a satisfacción hasta al comensal más exigente.

Bien, muy bien, muchachos.

Heraldo de Zamora, 08/07/1912

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