lunes, 23 de enero de 2012

GUILLERMO CASES CASAÑ

En el mes de abril de 1912, la actualidad artística de la ciudad pasa por la visita de un niño prodigio, Guillermito Cases Casañ. Guillermito, que cuenta con doce años es un magnífico concertista de piano. Me llama poderosamente la atención, que tanto El Heraldo de Zamora, como El Adelanto de Salamanca, que se hacen eco de la estancia de este artista precoz en Zamora, declaran que Guillermito nació en Zamora, extremo que recientemente he podido confirmar en una noticia fechada en Heraldo de Zamora, en la que se afirmaba que cuando aun estaba reciente el fallecimiento de Antonio Cases Alemany, el más pequeño de sus hijos, que cuenta con cinco años revelaba una gran intuición musical.

«...el precoz niño es hijo de Zamora, pues apenas contaría nueve meses de edad cuando sus padres trasladaron su residencia a Alicante»

Antonio Cases Alemany, fue nombrado inspector de instrucción pública de la provincia de Zamora en enero de 1892, hasta entonces había sido segundo maestro interino de la escuela normal de Málaga. Durante su estancia en la capital nacería Guillermo José Enrique Cases Casañ, el 18 de enero de 1899. En noviembre de ese mismo año abandonaría Zamora con su familia con destino a Alicante con objeto de tomar posesión de su plaza como profesor de la escuela normal de maestros.

En cualquier caso, en aquellos días, se encuentra en Zamora, después de haber triunfado no solo en París y Berlín, sino también ante la familia real española.

Programa interpretado en el Teatro Principal 
El 11 de abril de 1912, El Heraldo publica un artículo bajo el título “Un artista zamorano”, donde presenta al genial artista.

El 17 de abril, Guillermito Cases, dio un concierto en el Teatro Principal, acompañado de la ilustre profesora de piano Concepción Tola de Muñiz, y la bellísima y gentil señorita Teresita González, una aficionada con grandes facultades para el bell canto. La velada constituyo otro notable éxito para este joven artista, según acredita la crítica del diario.

El 21 de abril, y a instancias de los socios del Círculo de Zamora, Guillermito volvió a deleitar a sus paisanos con un concierto de piano ejecutando un programa de lo mas selecto.

Guillermo Cases, continuó dando conciertos por toda España. Con el tiempo se convirtió en un afamado compositor de zarzuelas y de bandas sonoras cinematográficas. Entre sus éxitos cabe destacar ¿Donde vas Alfonso XII?, cuya música compuso, y la segunda parte, ¿Donde vas triste de tí? que co-dirigió.


UN ARTISTA ZAMORANO

Guillermito Cases Casañ

Desde hace dos días, se encuentra entre nosotros este precoz y genial artista que en serie no interrumpida de triunfos se ha hecho oír por los públicos más exigentes de Europa arrancando de ellos frenéticos aplausos y elogios merecidísimos en París, Berlín etcétera, y siendo recibido con los honores que su genio merece en las Cámaras reales y últimamente en el Palacio de Oriente.
Con prodigiosa habilidad que ha llamado la atención de los maestros del piano, Guillermito Cases, ejecuta las obras de los grandes virtuosos, conociendo con dominio insuperable la técnica de Beethoven Listz, Wagner, Mozart, etc., siendo de admirar en él la delicadeza suma, la exquisitez envidiable con que conmueve y apasiona, porque en la música que producen sus manos infantiles va el alma toda de un artista que no es más que espíritu y sentimiento.

Y Guillermito Cases, es zamorano, paisano nuestro, encomiado con justicia por la Prensa europea, al mismo tiempo que por la española, en la cual los críticos de arte han hecho calurosas alabanzas del genio prodigioso de éste niño, dedicándole artículos de elogios, además del Heraldo de Madrid en cuyo Salón dio últimamente un gran concierto Guillermito, Nuevo Mundo, Mundo Gráfico, ABC, La Noche, etc., reconociendo en Guillermito Cases á un pianista de grandes méritos, tan grandes y tan singulares, que fue llamado á Palacio, dando en el regio Alcázar un concierto á presencia de los Reyes, y después otros en los palacios de las infantas doña Isabel y doña María Teresa.

Apesar de esta gran virtud, Guillermito Cases es una criatura encantadora: vive la vida del niño y toca las obras maestras de la música con la misma ingenua naturalidad con que juega con sus juguetes.

Ayer tuvimos el inmenso placer de oírle en la intimidad, ejecutar varias obras al piano. Cuando Guillermito á él se acerca desliza sus dedos sobre la insolente dentadura del instrumento como podía arreglarse el cabello, porque para Guillermito el piano es algo de su persona, es la prolongación de su alma. Guillermito Cases es un artista inmenso de genio con cuerpo de niño.

Oyéndole interpretar á Mozart, se añora la melancolía encantadora de nuestros momentos románticos; hay en la música que expresa nuestro paisano la remembranza de otros tiempos, de otro ambiente, como si el alma de Mozart reviviera en este niño por un principio teosófico de incomprensible procedimiento.

Merece, pues, Guillermito nuestras frases más sinceras de alabanza, y cuantas pudiéramos dedicarle resultarían pálidas muestras de pleitesía á su talento.

Sabemos que á estas horas distinguidas personalidades de Zamora aficionadas al divino arte, gestionan que Guillermito Cases, de un concierto en nuestro coliseo, que de llevarse á feliz realización ha de ser un éxito que el genial pianista unirá á su brillante historia y al tiempo que un homenaje de los zamoranos cultos á un hijo ya insigne de esta tierra que pasea en triunfo por el mundo el nombre glorioso de España, habiendo visto la luz primera en este rincón castellano, no muy pródigo ciertamente en artistas.

Así, pues, de esperar es, que de organizarse el concierto, éste ha de ser un éxito, pues en ello debemos estar interesados todos, honrando á un paisano que como Guillermito Cases merece justamente cuanto por él se haga y en verdad que estamos obligados á ello uniendo nuestra pleitesía de admiracion á los tributos de alabanza que su genio ha recibido de todos los públicos que le han escuchado.

Porque Guillermito Cases, sintetizando, ha dicho un crítico: «conmueve, emociona suavemente, estremece nuestro espíritu y nos hace sentir... llorar... amar...»
Por hoy, y en tanto que nos sea posible dar cuenta á nuestros lectores del plan del concierto, nos limitaremos al terminar estas líneas, á enviar la bienvenida á este paisano que nos honra, deseándole que su estancia entre nosotros le sea grata.

Heraldo de Zamora, 11/04/1912

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