martes, 13 de diciembre de 2011

¡A BENAVENTE! ¡A BENAVENTE!

Con el fin de que los lectores de Heraldo de Zamora puedan conocer con detalle las brillantes fiestas organizadas por el Ayuntamiento y el Comercio de Benavente, J. Puyitas y Un cojo sin muleta se trasladan a la villa de los Condes Duques para enviar extensa información telegráfica y postal de todos los festejos.

Heraldo de Zamora, 30/08/1911

¡A Benavente! ¡A Benavente!

La afición zamorana tiene que disponerse a marchar a la simpática villa de los condes, no solo para aplaudir las guapezas de Pacomio y Dominguín, sino también en justificación de que nuestro pueblo tiene gratitud inmensa para los benaventanos, que siempre acudieron presurosos a presenciar las fiestas con que Zamora les brindara.
Si hemos de juzgar por el entusiasmo que reina, el contingente de zamoranos ha de ser inmenso: entre tren de esta tarde, tal fue el número de paisanos nuestros que marchaban a Benavente, que se hizo preciso agregar tres unidades, que dicen los técnicos, es decir, tres coches de 3ª, de a 72 asientos por barba.
En el mismo convoy marchaba Dominguín, su cuadrilla y el personal de banda provincial que capitanea el maestro Haedo.
También son muchos los zamoranos que se disponen a salir en el mixto de la noche, escoltando al gran Pacomio, pues el doctor llegará a Zamora en el otro mixto que procedente de Medina hace su entrada en la fonda de la agradabilísima doña Paca, a las diez y treinta de la noche.
Y para el especial de las tres se reservan las gentes de buten, que en pacífica peregrinación y a las inmediatas ordenes de los jefes J. Puyitas y Un cojo sin muleta aterrizarán en los dominios del popularísimo Leopodo Tordesillas, en el crítico momento que el majestuoso Manolo del Rey pronuncie la sacramental frase de “al comedor, señores”.
Nada, que la animación, el bullicio, la alegría, en una palabra, la juerguecita va a resultar requetesuperior, y zamoranitos y benaventanos vamos a estrechar mas y mas nuestros vínculos de recíproco cariño uniendo los corazones por el sublime entusiasmo de la fiesta nacional: por Dominguín, Pacomio, los seis astados de Carreros (y las 4,50 del ala) desaparecen como por arte de encantamiento las distancias que separan a Zamora y Benavente.
Mano al bolsillo, fuera pereza, y a Benavente, que el programa es tentador; tocan a divertirse y a estrechar las manos de los amigos de siempre, que lo son, por lo menos para mi, los amables benaventanos.
Si así lo hacéis, Dios os lo premie, y si no, os lo demande.
Y, hasta mañana.

J. Puyitas.
Heraldo de Zamora,07/09/1911

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