lunes, 17 de octubre de 2011

COBARDE Y MENTIROSO: CONTUNDENTES RAZONES

Si no habían sido suficientes las palabras, el mal tono y los insultos que los diarios El Heraldo y El Correo se cruzan desde que comenzó la polémica sobre el fracaso del mitin de Astorga, noticia publicada el 7 de marzo de 1910, una semana más tarde, el propietario y director de El Heraldo de Zamora, asalta en las inmediaciones de la iglesia de San Juan, a Constancio Arias, director de El Heraldo y le propina un golpe que le hace caer al suelo.
Así nos relata lo sucedido El Heraldo de Zamora, en otro polémico artículo, sin firma, que realmente escribe su hijo Carlos Calamita, pero que sin duda suscribe el propio director, al narrar los hechos en primera persona.
Según parece, en la noticia publicada por El Correo de Zamora, se indica que el director de El Heraldo iba acompañado por varios operarios, lo que obliga a estos a enviar una carta, que El Correo se niega a publicar desmintiendo este extremo:

COBARDE Y MENTIROSO


Me había propuesto no contestar a las alusiones que ese.... valiente, que oculta su nombre tras de las iniciales A.F.C., me dirige desde El Correo de Zamora; y bien relevado debía de estar hoy de hacerlo, pues el propio periódico se encarga de poner de manifiesto la razón que me asiste para obrar en la forma que vengo haciéndolo, cuando si ha querido justificar su conducta ese...caballero, ha tenido que suscribir por si mismo, eso que el llama Rápida, y no es más que una cobardía adornada con embustes y hechos falsos.
Pero los respetos que el público merece y mi decidido propósito de desenmascarar a quien tan cobardemente oculta su nombre, me obligan, bien a pesar mío, a hacer la historia de todo lo ocurrido, para que los lectores juzguen y den a cada cual lo suyo.

Suscripto por el corresponsal del HERALDO DE ZAMORA en Madrid, publicó este periódico un telegrama dando cuenta del mitin antilaicista celebrado en Astorga, el que, según nuestro corresponsal, resultó un fracasó para sus organizadores.
Esta información fue plenamente confirmada al día siguiente por los colegas de la corte, leoneses y hasta astorganos; pero sin duda el redactor, o lo que sea, de El Correo de Zamora, no se atrevió a desmentirla, y en forma grosera se permitió censurarnos y hasta poner en tela de juicio la certeza del despacho telegráfico.
Por un rasgo de bien entendida dignidad, y creyendo que con ello dábamos una prueba de compañerismo, enviamos el telegrama original al director de El Correo, quien por toda contestación autorizó la inserción de otro suelto más grosero e insultante contra nosotros.
Convencidos, pues, de que o faltábamos al respeto debido a los lectores del periódico, ó teníamos que dejar incontestadas tantas ofensas y provocaciones, optamos por esto último; si bien reservándonos demostrar al autor de ellas, que ni en ese momento, ni en otro alguno nos hallamos dispuestos a tolerar que nadie, aun amparándose en creencias religiosas, que no siente más que cuando cobra, gozara de una impunidad, a la que sin duda le tienen acostumbrado los que pacientísimamente soportan que ese ganapán haya venido a Zamora a insultarles uno y otro día, y sin más títulos que el de ser un asalariado pretenda convertirse en definidor del dogma, usando, cínicamente penetrar en las conciencias ajenas, sin duda porque olvida que merece especial cuidado la suya. Es decir; que las convicciones religiosas de Constancio, el fúnebre director de El Correo de Zamora, no lo consienten responder ni rectificar como lo hacen los hombres honrados y respetuosos con sus semejantes, de las ofensas que infiere y de las provocaciones e insultos que dirige constantemente a los que no piensan como él; pero en cambio pretende le sirvan de tapadera cuando, como en esto caso, alguien no se aviene a tolerar sus procacidades.
¡Es modelo de religiosidad el chico de la Nava!
¿Pero qué puedo esperarse de la idiosincrasia de un hombre que con sus intemperancias ha llegado a causar el desvío de las propias personas que le proporcionaron el pan que come, y que con el mayor descoco ha mortificado a dignísimos sacerdotes, por no avenirse a pensar como él en asuntos electorales?
Esto, retrata a ese prójimo...
Por ello, anteanoche le dí la contestación única que merece semejante tipo; pero cara a cara y frente a frente; la misma que continuo dispuesto a repetir cuando, como en esta ocasión, me dé motivos personales para ello.
Con esto y hacer constar que a su cobardía une la condición de embustero, ya puede el público irse formando idea aproximada de la jaez de ese... liberalicida a sueldo a quién sin duda los dedos se le hacen serenos u operarios de imprenta, pues no habrá persona caballerosa y honrada que sea capaz de afirmar que cuando a ese convencido le expuse mis contundentes razones, nadie fuera en mi compañía,
Y basta por hoy; pues no merece semejante ente que distraiga con sus cosas ni un momento más la atención de los lectores del HERALDO DE ZAMORA.

(Heraldo de Zamora, 17/03/1910)

No hay comentarios:

Publicar un comentario