lunes, 5 de septiembre de 2011

TOROS EN ZAMORA, BREVES NOTAS HISTÓRICAS.

Las crónicas apuntan que el año 1099 se celebraron co­rridas de toros en nuestra ciudad con motivo de las bodas de doña Arias Galinda nieta de Arias Gonzalo y según se deduce del Fuero de Zamora en el siglo XIII ya había sitio especial para cele­brarlas en la llamada plaza del Mercado, aledaña al río, teniendo el gremio de carpin­teros la obligación de tapar las almenas de la muralla y colocar las talanqueras, retribuyéndoles el ser­vicio con uno de los toros muertos. Después se celebraron en los corrales del matadero, debidamente habilitados y tenían lugar con ocasión de fes­tividades religiosas o con motivo de sucesos de carácter nacional o provincial, aunque a la sazón no consistían en las suertes actuales, pues eran principalmente a caballo con garrochas y picas armadas de clavos.
En los libros de actas del Ayuntamiento hay constancia de la esplen­didez con que se celebraron algunas de estas fiestas, como las del año 1594 a las que acudieron de las ciudades limítrofes y muchos caballeros de la corte. Posteriormente se celebraron en el lugar de la actual Plaza Mayor, cerrando las calles con carros y tablones, volviendo después a la primitiva plaza del Mercado. Fernández Duro refiere la que tuvo lugar en 1661 con motivo del traslado de los restos de San Cucufat.
En el siglo XVIII se construyó una plaza de madera en las Cortinas de San Miguel, pero por entonces la fiesta decayó bastante y llegó a prohi­birse, si bien la Sociedad de Amigos del País y el Ayuntamiento obtuvie­ron permisos especiales en ocasiones, para allegar recursos con distintos fines; y por orden de Fernando VII dada en El Pardo el 11 de febrero de 1826 se concedió permiso a la ciudad de Zamora para celebrar 20 novilla­das a instancia de la Sociedad Económica de Amigos del País, y el 6 de mayo del mismo año el Duque del Infantado comunicó otra real orden concediendo dos toros de muerte en cada novillada de las que se cele­brasen.
El año 1841 nuestro municipio acordó construir por su cuenta una plaza semejante a la de Salamanca aunque de madera, siendo sustituida poco después por otra también de madera, que se construyó en el Paseo de San Martín, la cual fue quemada con ocasión de una corrida accidentada.
Por último, en 1876 el gremio de carniceros de la ciudad se decidió a construir la plaza actual, que fue reformada pocos años después y sufrió otro incendio provocado por los espectadores y los propietarios tuvieron que venderla para el pago de deudas, siendo adquirido en 1895 lo que quedaba, por una sociedad que pudo terminarla como se halla en la actua­lidad, resultando un buen circo taurino cuyo aforo se aproxima a los 10.000 espectadores y en el cual han toreado una porción de toreros relevantes.

Velasco Rodriguez, Victoriano. Guia Turística de la Provincia de Zamora. 2a ed. Zamora. Tipografia Heraldo de Zamora, 1962

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