Una lectura atenta de las páginas de El Heraldo nos permite asistir al proceso de la gestación, organización y promoción de la corrida de las Ferias de San Pedro de 1910. A poco mas de un mes, un conjunto de entusiastas aficionados entorno a la figura del conocido industrial Manuel Tola Bartolomé (propietario del Café Español) crean una comisión en la que forman parte Antonio Rodríguez Cid (vicepresidente de la Diputación), Salvador Ruiz, Leopoldo Prieto, Dacio Crespo Álvarez (Cirujano) y Ricardo Sacristán (secretario de la Diputación), con el fin de organizar una corrida digna que proporcione los alicientes necesarios para atraer forasteros en una ferias cada vez mas devaluadas al ir perdiendo la esencia de su origen, la confluencia en un mismo lugar de diversos comerciantes y artesanos que exponen sus mercancías y establecen tratos comerciales durante varios días, generalmente con motivo de una fiesta local y bajo la advocación de algún santo. Sin embargo, la estructura comercial del siglo XX, ya permite encontrar de manera ordinaria estos productos en la propia ciudad, bien en los mercados o en los comercios.
El 23/05/1910, el Heraldo informa de que unos cuantos industriales gestionan la constitución de una sociedad por acciones que tome en arrendamiento el coso taurino y ofrecer un cartel digno en las fiestas. Idea que parece tener el apoyo de la mayor parte de comerciantes e industriales de la capital. El Heraldo se muestra dispuesto incondicionalmente a apoyar dicha idea.
Al día siguiente el periódico inicia su particular promoción, instando al ayuntamiento a que al menos si no se ocupa de los toros, organice un programa de festejos, y no entiende el carácter zamorano que se muestra apático con las fiestas de su ciudad y entusiasmado con las fiestas vecinas.
Informa que la sociedad creada ya tiene setenta accionistas y ya ha escrito a Machaquito, Cocherito de Bilbao, Bienvenida, Gaona y Corchaíto, y ha solicitado toros al Duque de Veragua y a otras ganaderías de Colmenar Viejo, en previsión.
En los días sucesivos, continúa informando de las adhesiones de comerciantes e industriales, así como las respuestas de los toreros y ganaderías. Machaquito muestra un enorme interés en presentarse (lo jura por su zalú). Se suman al interés Gallito, Algabeño y El chico de la blusa. El duque de Veragua cobra dos mil por cada bicho, por lo que señalan que además de Saltillos, Muruves y Miuras, no hay que olvidar los Neches de la tierra, aunque no tengan la popularidad y tronío de los mencionados.
El 28 de mayo se constituye la junta definitiva a la que asisten unos sesenta accionistas, y en la que además de nombrar los cargos, discuten las diversas alternativas, entre las que parece como las más posible la de Machaquito, con otro espada de menor categoría con reses de Santiago Neches. El caché de Machaquito asciende a 6.000 pesetas.
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