lunes, 4 de julio de 2011

UNA HISTORIA QUE CONTAR

En sus brillantes páginas registra la historia muchas extrañas coincidencias, sobre todo en aquellas cuestiones donde los pueblos han peleado por sus sacrosantas libertades; esa flor hermosa y delicada que casi pierde su perfume al pasar desde el corazón a los labios.

(Francisco Alfonso)i


Un día mi hermana me llamó para preguntarme si conocía la causa por la que habían fallecido nuestros abuelos paternos, ya que lo necesitaba para cumplimentar un historial médico.
Mi padre no nos habló nunca mucho de nuestros abuelos, es posible que la causa fuera haberse quedado huérfano de padre y madre a los 8 años.

Era un tema del que nunca hablaba. Hable con mis hermanos, por si sabían algo más y la respuesta fue la misma.
Mi padre, sí que me había contado que mi abuelo escribía en el Heraldo de Zamora un periódico del siglo pasado que fue absorbido tras la guerra civil por El correo de Zamora, su máximo competidor. Escribía, según el relato de mi padre, crónicas taurinas bajo el seudónimo Un cojo sin muleta. Y yo siempre pensé que lo haría en calidad de colaborador y buen aficionado.

También me contó mi padre, que había tenido un hermano, Francisco Alfonso Merchán que había sido periodista y director del diario Odiel de Huelva.

Y otro hermano, llamado Luis Alfonso Merchán, que también trabajó en el Heraldo de Zamora, gran amante de la Semana Santa y que es conocido por realizar una de las primeras aproximaciones a la HISTORIA DE LA SEMANA SANTA DE ZAMORA, en una obra inédita realizada en 1956 junto a Manuel Pastor.

El mundo de hoy en día, con un acceso a la información (y a la desinformación y manipulación en la misma proporción) me han permitido reconstruir parte de esta historia.
Encontré a través de Internet recursos digitales en el Ministerio de Cultura, donde tienen escaneados la práctica totalidad de los ejemplares del Heraldo de Zamora, desde finales del siglo XIX hasta su absorción.
Puedes consultar y descargar los ejemplares en Pdf, pero no permite búsquedas, es decir tienes que ir al ejemplar de un día en concreto, descargarlo y leerlo.


Así que me pregunté: si mi abuelo escribía crónicas taurinas, como afirmaba mi padre, ¿ cómo las podría encontrar?


Y me puse manos a la obra, en Zamora históricamente siempre se han realizado espectáculos taurinos en las Ferias y Fiestas de San Pedro, así que me puse a descargar ejemplares de finales de junio y primeros de julio. Y allí encontré sus crónicas bajo el título “CAIRELES Y PITONES” firmadas por Un cojo sin muleta.

De una manera, casi fantástica estaba leyendo lo que mi abuelo había escrito hacía cien años, y se me abría en el horizonte un vasto mundo que explorar...




Es cierto que hasta aquí lo que había demostrado es que existían esas crónicas taurinas a las que aludía mi padre y que las firmaba el seudónimo que mi padre atribuía a mi abuelo. Pero esto no demostraba que Un cojo sin muleta y mi abuelo fueran la misma persona.


La prueba irrefutable la encontré cuando consulte el ejemplar del día que nació mi padre, donde en una pequeña esquina, felicitan al compañero Francisco Alfonso, conocido como Un cojo sin muleta por el feliz nacimiento de un nuevo hijo. Y en la sección de movimientos demográficos, el registro del nacimiento de Gonzalo Alfonso Merchán.

Mi abuelo no era un colaborador, fue reportero y redactor en el periódico, y ahora sé además, que incluso desde diciembre de 1.910 hasta agosto de 1.914 desempeñó el cargo de director, por el que ocupó el banquillo en los tribunales acusado de supuestos delitos de imprenta, que debía ser como ahora una querella, de las que se presentan por falta al honor o la verdad, sin que por una vez lo condenaran.

La experiencia resulta muy enriquecedora, mas allá de que encuentre o no artículos firmados, o referencias a él, porque vas leyendo la historia de la ciudad, día a día, en los principios del siglo del XX. Como celebraban las romerías y fiestas que hoy seguimos celebrando y muchas otras que han desaparecido con el paso del tiempo, sin dejar huella, cómo se lamentaban del olvido de Zamora por parte del gobierno y del país, tal y como continuamos haciendo ahora.


Y no os preocupéis, ya se quejaban a principios del siglo XX de las Ferias de San Pedro, cada año eran peores...


En fin, esta es la historia.


i Francisco Alfonso Fernández. Triste recuerdo. Heraldo de Zamora.02/05/1908

3 comentarios:

  1. muy bueno luis, a ver si encuentras alguna crónica en la que en alguna novillada aparezca "el terremoto de cañizo", que era mi abuelo...

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  2. Me parece entrañable y muy encomiable tu interés por conocer parte de tu historia familiar y más sabiendo, como sé, las horas que le dedicas. Adelante.

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  3. Hasta hoy no he podido leerlo, y me ha encantado. Felicidades y sigue tu busqueda, disfrutaras de ella. Juanfra

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